Dos décadas de experiencia laboral en materia de cierres de ejercicios empresariales permiten afrontar distintas situaciones como consultor y representan un esfuerzo constante con el objetivo de ayudar al máximo al cliente e innovar y adaptarse al mismo tiempo a los cambios, a veces vertiginosos, de la profesión.

De entre las características más importantes de un consultor contable y fiscal destacaría la fiabilidad, la actualización de conocimientos, la proactividad, la flexibilidad y la capacidad de revisión y anticipación ante cualquier situación de la empresa cliente, ya sea una start up con necesidades específicas, una empresa tradicional que requiera evolucionar o bien un grupo internacional sometido a la exigencia de disponer de información rápida, veraz y en el formato y tiempo establecidos. De todas las experiencias, la más difícil para el consultor y la más amarga para el cliente es la del cambio de asesor por falta de dichas cualidades. A veces no es suficientemente valorado el trabajo de contabilidad bien hecho ni el cumplimiento correcto de las obligaciones tributarias.

En mis años de profesión me he topado con estados financieros en un estado lamentable: meses e incluso años de tarea mecánica, sin una revisión concienzuda de la realidad que intentan explicar los balances, sin proactividad y sin el necesario tiempo dedicado al control y clarificación, llevan al caos y a los lamentos. Un momento que los consultores vivimos con sentimientos encontrados: esfuerzo y entusiasmo para desentrañar, como si un puzle fuera, la realidad oculta tras las cuentas por reconciliar; y angustia por el apremio del tiempo y por la desazón del cliente que sufre por igual desinformación e inmovilismo al no poder usar información fiable para sus presupuestos o incluso para el cobro de sus deudas, sin olvidar las eventuales sanciones fiscales por incumplimiento en plazo y forma o por declaraciones erróneas en su contenido.

Ante lo expuesto, y ante la tesitura de plantearse como opción (o como propósito para el nuevo año) el outsourcing para el desarrollo de la contabilidad y las obligaciones financieras de un negocio, cabe poner énfasis en que deben ser la calidad, la buena reputación, la experiencia acumulada de años y las historias de éxito de los clientes del profesional a contratar, los factores que deben hacer inclinar la balanza de la decisión.

Gemma Piñero, Socia

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